Docencia, estudiantes y confinamiento por el Covid-19
- Redacción ACD
- 25 may 2020
- 3 Min. de lectura
Las y los docentes siempre han tenido como uno de sus objetivos principales asegurar el aprendizaje continuo de los alumnos. Sin embargo, frente a la crisis sanitaria que se está viviendo alrededor del mundo, se ha vuelto complicado llegar a los objetivos planteados a nivel nacional, existiendo un contexto diferente entre los estados de la república mexicana, e inclusive, entre los mismos salones de clase de una misma escuela. En este sentido, las autoridades educativas se han movilizado e intentado innovar rápidamente para facilitar un proceso de enseñanza-aprendizaje a distancia, que sea de calidad para docentes y estudiantes en confinamiento, con o sin el uso de tecnologías digitales. Tanto docentes como líderes educativos desempeñan un papel clave en la comunicación de medidas que evitan la propagación del virus, coadyuvando a que los niños estén seguros y se sientan apoyados.
Esta situación sin precedentes está poniendo a docentes, estudiantes y familias bajo estrés. Por ejemplo, a pesar de los esfuerzos, una gran cantidad de zonas en el país no tienen la infraestructura para el aprendizaje en línea, lo que hace que la desigualdad en el proceso enseñanza-aprendizaje sea pronunciada. Sin embargo, lo que menos se considera es que el COVID-19 está aportando al estrés que ya estaba latente o presente en los docentes. Inclusive, en algunos casos, los docentes, que podrían ya estar expuestos al virus directa o indirectamente, están tratando de controlar la ansiedad de que se les pida que trabajen en situaciones en las que el riesgo de COVID-19 se está extendiendo. También, están lidiando con el estrés de brindar un aprendizaje de calidad con herramientas para las cuales han recibido poca o ninguna capacitación o apoyo, y así mismo, con la incertidumbre laboral de lo que sucederá con sus contratos y sustento económico.
Particularmente en este momento histórico de ansiedad exacerbada de una pandemia global que afecta directamente a todo el colectivo escolar, los docentes están haciendo una transición rápida a través de muchos roles que desempeñan en la vida de los alumnos a su cargo: educador, consejero, padre o madre, enfermera, mentor o entrenador.
Indiscutiblemente, el COVID-19 es una crisis global sin precedentes en la historia reciente. Y ante el contexto de incertidumbre e inseguridad que nos envuelve, especialmente, los docentes necesitan aprecio, apoyo y comprensión. Los niños prosperan en espacios creados y sostenidos por adultos prósperos. Y si las políticas educativas no priorizan el bienestar y la salud mental de los docentes ante este aumento del estrés, es improbable que los niños logren los resultados educativos. No se puede esperar que los docentes generen un proceso de enseñanza-aprendizaje de calidad si las herramientas que se les brindan no son las adecuadas.
¿Qué alternativas hay para coadyuvar al estrés presente en los docentes?
La respuesta no es simple, pero mucho tiene que ver con el aprendizaje de habilidades socioemocionales que resulte en tener las herramientas necesarias para hacer frente al estrés, y sobre todo, para generar un ambiente de enseñanza-aprendizaje que beneficie a los alumnos a través del “ejemplo”. Estas medidas se nutren de las políticas educativas y el apoyo que reciban por parte de las autoridades y así mismo, de las familias de los alumnos. Es imperante la necesidad de escuchar a nuestros maestros para juntos ir construyendo un escenario funcional para todos los actores involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Hay que tomar esta situación como una oportunidad de crecimiento.
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